domingo, 12 de julio de 2020

El apego seguro e inseguro en los niños

Hoy te invito a reflexionar sobre el El apego seguro e inseguro en los niños.




Las personas nacemos indefensas y dependientes, nos unimos con el fin de sobrevivir a una figura de referencia, como nos dijo en la teoría del apego John Bowlby. Los niños nacen programados biológicamente para establecer vínculos con los demás  y más concretamente con la una figura de apego que suele ser la madre.
Por lo tanto, el apego es el vínculo afectivo que se crea entre el niño y la persona que le cuida normalmente. El cómo se forme este vínculo es la clave de la autoestima del niño y futuro adulto. El cómo se relacione con el mundo y consigo mismo se empezará a ir gestando desde el nacimiento o incluso antes.
La referencia de cómo es el mundo, los niños la toman de su casa, de sus primeras vivencias y con sus familiares más cercanos. Si viven en un ambiente lleno de amor, creerán que el mundo es un lugar amoroso. Si viven un ambiente hostil y autoritario, probablemente crean que ellos tienen poco valor. Si se les atiende amorosamente cuando lo necesitan, confiarán en su figura de apego. Si no ocurre esto, la situación puede ser diferente.



Por lo tanto, partiendo de estas vivencias, se establece que los niños pueden crecer teniendo un apego seguro o uno inseguro.

Se cree que cerca de 1/4 de los niños tienen un apego inseguro y cerca de ¾, apego seguro.

¿De qué depende? De cómo le trate la figura principal de apego, generalmente la madre, durante los primeros meses de vida.

Los seres humanos, como mamíferos que somos, y la especie más dependiente del planeta, estamos programados para estar con nuestra figura de referencia el máximo tiempo posible con el fin de sobrevivir. Imaginaos hace miles de años nuestros antepasados. Si dejaban a una cría sola para irse a cazar, esa cría moría. El cerebro de nuestros pequeños no está en ese sentido muy lejos de aquello, buscan atención y contacto físico como manera de supervivencia.

Freud y Skinner creían que el fundamento del amor entre la madre y el hijo estaba basado en la alimentación que proporcionaba la madre.

En 1961 Harlow, hizo un experimento con monos bebés para demostrar que el vínculo se establece a través del contacto físico y el afecto.
Separaron varios monos al nacer de sus madres y se les crió en una jaula con dos especies de muñecos que hacían las funciones de madre:

Una de alambre y tenía un biberón
Otra de felpa pero SIN leche.

Se comprobó que las crías sólo iban a la del biberón cuando tenían hambre, el resto del tiempo estaban con la del pelo que era con la que establecieron una relación de protección. Igualmente, cuando introducían algún elemento que pudiera asustar a los monitos, éstos corrían a refugiarse en su mamá de fieltro.
Se demostró con este experimento, que ciertamente es un tanto cruel, que las crías no desarrollaban apego únicamente por el alimento, sino que era por el contacto físico.
Los monos empezaron a manifestar problemas psicológicos graves:
Un tercio de ellos  se quedaron arrinconados en una esquina de la jaula muy tristes.
Otro tercio desarrolló conductas agresivas.
El resto murió de pena.

Para identificar qué tipo de apego tiene un niño existe una prueba relativamente rápida que hacen los psicólogos. Se llama el test de la situación extraña y que se empezó a hacer con niños de entre un año o año y medio sobre 1960 gracias a Mary Ainsworth.
Con él se trata de observar cómo reacciona el niño cuando se le separa durante unos minutos de la figura de apego y se le obliga a explorar el mundo por su cuenta. Esta situación, por lo tanto, no es comparable con las reacciones que puedan tener nuestros niños al dejarles en las guarderías ya que allí pasan mucho más tiempo que los tres o cuatro minutos en los que se basa este test.

Se habla de que hay, en líneas generales, dos tipos de apego:
Apego seguro
Apego inseguro.

Os explico en qué consiste:

Imagínate a una madre y a su hijo de año o año y medio en una habitación con juguetes y cosas para descubrir y experimentar.
El niño con apego seguro cuando está en esa habitación con su madre se mueve con seguridad para explorar lo que hay a su alrededor.
Se le pide a la madre que salga de la habitación sólo unos minutos, cerca de tres.
El niño con apego seguro llora cuando le dejen solo. A la vuelta de esos tres minutos, entra la madre, el niño pide a su madre que la coja y ahí el niño se calma para seguidamente seguir jugando y experimentando de manera tranquila y segura con lo que tiene alrededor. Su madre, por lo tanto,  es la base segura desde la que conocer el mundo.
La clave de este test radica en cómo reacciona el niño a la vuelta de su madre.


Ahora veremos qué sucede con los niños con apego inseguro en esta misma situación.
Tenemos a la madre y al hijo, igual que antes, en una habitación con cosas con las que jugar y experimentar.
La madre sale, vuelve a la sala como en el anterior ejemplo, pero esta vez cuando el niño está en brazos de su madre, se retrae, no la mira ni la abraza. Estamos ante un tipo de apego evitativo… Son niños que han aprendido que comunicar a sus madres sus necesidades afectivas no vale de nada ya que ellas no responden. Puede que no haya mayor pena para un niño que no sentir el abrazo de una madre cuando la necesitas, así que es preferible no pasar por el rechazo.
Suele ocurrir  cuando la mamá o figura de apego no hace caso al niño cuando llora pensando que así le va a acostumbrar a los brazos..

Por último, en este experimento:
Misma sala.  Otra madre con su hijo. Esta vez vamos a observar un apego inseguro resistente.

Ahora el niño casi no se separa de su madre para jugar con lo que tiene a su alrededor.
Cuando la madre abandona por unos minutos la sala, el niño rompe a llorar igual que en las anteriores ocasiones, pero cuando la madre llega, el niño se resiste a ser consolado (por eso apego resistente) y además no establece vínculo con su madre, la rechaza en cierta manera. Quiere estar con ella pero no sabe cómo.
Las mamás o figuras de referencia de este tipo de niños suelen ser excesivamente protectores y no les dejan experimentar por sí mismos el mundo que les rodea por miedo a que les pase algo, como caerse o cosas así, y no les dejan desarrollar su independencia y autonomía.
Existe una manera más de apego inseguro que es el llamado apego desorganizado que lo encontramos, desgraciadamente, en niños que han sufrido maltrato infantil.

Esta prueba, como te decía anteriormente, se hace con niños de entre un año y año y medio y no es comparable la reacción que tienen en este experimento con cómo reaccionan cuando les recogemos en la guardería porque el tiempo que pasan allí es muchísimo más que estos minutos en los que se basa el  test de la situación extraña.


¿Qué consecuencias pueden tener los niños con un apego inseguro?:

-        Problemas en sus relaciones personales
-        Dependencia emocional
-        Falta de empatía
-        Pueden ser niños más desobedientes o agresivos
-        Menor capacidad para resolver problemas



La relación entre una madre y un hijo es una relación privilegiada e inigualable.
Para crear un apego seguro es importante crear rutinas en casa desde que es pequeñito. Saber qué es lo que viene después relaja y da seguridad a los niños.
Abraza a tu hijo todo lo que quieras y te pida el cuerpo. No le vas a costumbrar mal por quererle y proporcionarle alimento espiritual a través del amor, la complicidad, los arrullos y la ternura…
Cuida, siempre que puedas, personalmente a tu hijo: dúchale tú, péinale, leele un cuento, juega con él, recógele del colegio y escúchale cuando te hable y cuéntale tú también tus cosas, cómo te ha ido el día, qué te gusta, qué no… Hazle sentir, en definitiva, importante.

Como dice Álvaro Bilbao, la infancia es el jardín donde jugamos de mayores. Nosotros como padres podemos hacer que nuestros niños vivan llenos de seguridad y empatía gracias a cómo les eduquemos. Si los primeros años no han sido buenos, por la causa que sea, siempre podemos tratar de enmendar parte de lo que se hizo mal en el pasado.

Amor, paciencia, constancia, consistencia, seguridad, libertad y autonomía serán las claves de una buena educación emocional.


1 comentario:

  1. Preciosa entrada, me encantará información psicológica pero también tus consejos.

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